Una leyenda es una narración proveniente de la tradición oral, que se ocupa de contar hechos naturales o sobrenaturales, dentro de un tiempo y lugar definidos, formando parte de la cosmovisión de una cultura.
Se cree que
las leyendas cobraron gran importancia en la antigua Grecia, gracias
a la mitología. Ya a partir de estos relatos pueden ser identificados ciertos
rasgos religiosos, y se caracterizaban por sus desenlaces fatales.
Dentro
del mundo literario las leyendas son concebidas como narraciones ficticias,
incluso muchas veces fantásticas, que inicialmente eran transmitidas oralmente de
generación en generación. Las mismas son entendidas como el
reflejo del folclore de
determinados pueblos. Es por ello que muchas veces son manifestados ciertas
aspiraciones o metas, miedos e incluso la propia ideología de dichas
civilizaciones en relación al medio que habitan.
Como
el mito,
la leyenda busca dar explicación o fundamento a un hecho. Pero
mientras el mito busca explicar el origen del mundo, la leyenda se
basa en lo cotidiano y concreto, explicándose, por ejemplo, el origen del
nombre de un lugar o la formación de un lago.
En
este sentido también se distancia del cuento, pues siempre está ubicado en un
lugar y tiempo reales, pues tiene bases
históricas.
Otro
rasgo distintivo de la leyenda es que su eje central es el
hombre (a diferencia del mito que se centra en dioses y seres sobrenaturales).
A diferencia del cuento, la leyenda no narra sobre un hombre
singular, sino más bien arquetípico,
es decir, los personajes de la leyenda son el anciano sabio, el joven
temerario, el héroe o la doncella. Se cree que muchos de los personajes
mencionados dentro de las leyendas realmente existieron. Sin embargo se ha
demostrado que por lo general estas reseñas no son fieles a la realidad. Esta
característica se debe principalmente a la transmisión propia de estos relatos,
la oralidad. Esta transmisión permite la transformación de la misma, donde
los emisores pueden agregar o quitar pasajes o detalles. Estas transformaciones
pueden ser realizadas por descuidos o adrede, ya sea por cuestiones estéticas o
por intentar captar la atención del receptor. Cuando las leyendas comenzaron a
ser escritas, perdieron esta capacidad de ser modificadas constantemente.
Leyenda
de la Flor del Ceibo
Cuenta
la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita de rasgos toscos,
llamada Anahí. Era fea, pero en las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente
de su tribu guaraní con canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la
tierra de la que eran dueños.
Pero
llegaron los invasores, valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca,
que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su
libertad. Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días
llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a
su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela
despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su
guardián, y huyó rápidamente a la selva.
El
grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en
una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato,
fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del
guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un
árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la
doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza
inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue
convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al
siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso
árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se
mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el
sufrimiento.
Niñito
Moro,
leyenda de Cuyo
Cuentan
que en cierto lugar en la región cuyana existía, hace muchos años, un bosque
impenetrable donde habían hecho su guarida unos temibles bandoleros. Un día,
pasó por las cercanías del bosque un matrimonio de paisanos que iban haciendo
un largo viaje a caballo y llevando consigo un niñito de pocos meses. El niñito
era moro, es decir, todavía sin bautizar. De improviso, fueron
sorprendidos los viajeros, por cuatro forajidos, los que sin hacer caso a las
súplicas del matrimonio, dieron fin con ellos asesinándolos bárbaramente. En
los últimos instantes la madre les había rogado que respetaran la vida del
niño, pues era moro, sin lograr conmoverlos. Al contrario, tomando uno de ellos
al niño por las piernitas lo estrelló contra un árbol. Entonces se oyó
desgarrador, un ¡ay! que lanzó al expirar el niñito. Los bandoleros se
internaron en el bosque y al comenzar a repartirse el botín, vieron aparecer
entre las sombras de la tarde que caía un enorme pájaro negro, totalmente
desconocido para ellos y el que, luego de describir enormes círculos sobre sus
cabezas, lanzó un grito que era como el de un ser humano, repitiendo por tres
veces el ¡ay! desgarrador del niñito que acababan de ultimar. Paralizados
de espanto quedaron los bandoleros. Y cuando quisieron reaccionar, ya el pájaro
había desaparecido.
Cuentan
que los bandidos ya no tuvieron sosiego: que a toda hora los perseguía el ¡ay!
del niñito moro. Y que, enloquecidos, fueron muriendo uno tras otro, agotados
por la sed, el hambre y los remordimientos sin atinar a otra cosa que a taparse
los oídos con sus manos para no oír el grito del niñito sin bautismo al que,
junto con sus padres, tan despiadadamente asesinaron.
El Vampiro de
Flores,
leyenda urbana
Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la troupe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúntes.
Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la troupe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúntes.
Los Fantasmas del
Subte, leyenda urbana
Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, que actualmente une Plaza de Mayo con Primera Junta.
Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación.
Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación.
Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad.
Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, que actualmente une Plaza de Mayo con Primera Junta.
Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación.
Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación.
Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad.
Leyenda del perro con pulgas de oro, Perú
En
Perú existe una leyenda que trata sobre un perro, el mismo se está
rascando las pulgas en el medio de la calle, la gente pasa por su lado y
lo miran con desprecio, tiene apariencia de abandono, por lo que nadie tampoco
se frena para ayudarlo, no le temen, pero si le tiene asco por las pulgas que
lamentablemente están en su lomo, él desesperadamente intenta sacárselas con
sus patas pero no lo logra claramente y entonces queda solo en el medio de la
calle días durmiendo. La leyenda cuenta que una pareja lo vio y le dio
mucha ternura este animalito, no miraron para otro lado, no se alejaron del
perro, ni lo vieron con desprecio, todo lo contrario, lo levantaron y llevaron
a su casa, entonces desde ahí le pusieron pipeta para perros y le sacaron
cariñosamente una a una las pulgas dejándolas todas muertas en un balde que era
en donde las tiraban para sacarlas, resulta que el día siguiente cuando despertaron,
todas esas pulgas ahora eran pepitas de oro y esta humilde familia se hizo
millonaria gracias a la bondad de su corazón y el modo en el que ayudaron a
este noble animal que solamente quería un poco de cariño para darle en cambio
este hermoso regalo que los adultos aprovecharon para comprar una casa en
nombre del animal que hizo posible lo que ellos entendieron como un milagro,
por siempre tuvieron con ellos al perro y nadie entendió jamás de donde salió
tanto dinero.
Leyenda el Jinete sin Cabeza
Es una historia originada en los años 1776 en Estados Unidos. La leyenda cuenta que un grupo de la armada británica fueron asesinados brutalmente, pero uno sólo fue capturado por sus enemigos, un alemán contratado para esta guerra que fue decapitado con su propia espada.
Es una historia originada en los años 1776 en Estados Unidos. La leyenda cuenta que un grupo de la armada británica fueron asesinados brutalmente, pero uno sólo fue capturado por sus enemigos, un alemán contratado para esta guerra que fue decapitado con su propia espada.
Desde ese momento se dice que su espíritu ronda buscando
cabezas humanas. Este jinete fantasmal es acompañado por su caballo
negro, con cola de cabellos de cabezas decapitadas de sus víctimas, ojos rojos
inyectados de sangre y sangre de sus víctimas en patas y cuerpo. El jinete
sin cabeza ataca sorpresivamente a sus víctimas, ellos escucharán primero
un relinche fantasmagórico proveniente de su caballo negro y a los
segundos, la victima será sorprendida cuando su cabeza sea decapitada por el
jinete sin cabeza de manera brutal y rápida con su espada.
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